Haaland destruyó mi temporada

las lecciones psicológicas que aprendí

A estas alturas de la temporada, miro hacia atrás y veo una serie de decisiones que, en retrospectiva, me han salido carísimas. La más dolorosa y humillante ha sido mi obstinación con Haaland. Empecé el año convencido de que su rol de "androide goleador" no solo era una garantía, sino la piedra angular sobre la que basaría todo mi equipo de FPL. Cuando la Jornada 1 llegó, pagué sin titubear esos 15 millones, esperando que esa inversión fuese sinónimo de éxitos constantes. Y, al principio, lo fue. Veíamos hat-tricks, actuaciones dominantes, xG elevados y puntos por doquier. Pero con el tiempo, los goles dejaron de llegar, las lesiones en el City comenzaron a impactar el rendimiento colectivo, y su producción —la de mi delantero estrella— se fue apagando.

Aquí es cuando entra el concepto del costo hundido, una idea tomada de la economía conductual que explica nuestra tendencia a aferrarnos a decisiones pasadas, incluso cuando los resultados ya no justifican mantenerlas. ¿Por qué no vendí a Haaland a tiempo, cuando era evidente que esos 15 millones podían haberse redistribuido en un mediocampo monstruoso, lleno de nombres como Salah, Saka, Palmer, o incluso Bruno Fernandes? ¿Por qué seguí esperando semana tras semana una explosión que nunca llegó? Porque me había enamorado de la idea inicial, de la promesa que él encarnaba en mis primeras alineaciones. Había invertido tanto (emocional y materialmente) que me resultaba intolerable admitir el error y pasar página.

"El costo hundido nos hace confundir el valor invertido en el pasado con una garantía de éxito futuro"

Los datos están ahí, contundentes. En la Jornada 16, contra el Manchester United en casa, apenas sumó 2 puntos y un xG raquítico de 0.14. En la Jornada 12, frente al Tottenham, no logró anotar pese a un xG decente de 0.82; otro escueto par de puntos. Esos números eran una bofetada constante. Pero, en vez de reaccionar, yo seguía justificándolo con fantasías: "Seguro la próxima jornada vuelve a marcar 3 goles", "es Haaland, no puede seguir así de apagado", "cuando recupere la forma, va a retribuir con creces mi paciencia". Esta forma de pensar es el costo hundido en acción: mi miedo a "perder" lo ya invertido era más fuerte que mi capacidad para evaluar la realidad del momento.

Top 10 xG en las últimas 6 jornadas

Lo paradójico es que, de manera racional, habría bastado con observar las estadísticas. Después de sus actuaciones iniciales, su declive fue claro. El City dejó de fluir, Haaland dejó de ser decisivo, y mis puntos dejaron de llegar. Mientras tanto, otros mánagers vendían al "androide" a tiempo, reforzaban sus plantillas con mediocampistas en racha y acumulaban puntos a los que yo solo podía aspirar en mis sueños. Mi decisión no solo me costó posiciones en las miniligas, también minó mi ánimo. Era frustrante sentirme atrapado por una mala elección de la que no quería salir, como si soltarla fuera admitir que me había equivocado desde el principio.

La clave para entender el costo hundido es que no se limita al FPL. Esta trampa mental aparece en muchos ámbitos de la vida: seguimos suscritos a servicios que no usamos, nos aferramos a relaciones que nos lastiman, mantenemos inversiones pérdidas por miedo a retirarnos, o insistimos en un plan de estudios que ya no nos apasiona. En todos estos casos, el problema es el mismo: confundimos el valor invertido en el pasado con una garantía de éxito futuro. No queremos "perder" lo que ya pusimos (dinero, esfuerzo, tiempo, orgullo), y esa renuencia nos impide ver que, al persistir, en realidad estamos perdiendo más.

"La flexibilidad y la adaptabilidad son cualidades mucho más valiosas que la terquedad y la lealtad a un plan que dejó de funcionar"

Volviendo al caso de Haaland, la ironía es que, conforme avanza la temporada, su calendario se muestra más favorable. Vienen partidos contra Everton, Leicester, West Ham e Ipswich. El City es un equipo élite y, naturalmente, las probabilidades de anotar siguen ahí. Su xG por 90 minutos, aunque disminuido, mantiene cierta respetabilidad. Esto crea un dilema extra: ¿y si justo cuando me atreva a venderlo, explota de nuevo con un hat-trick y me destroza el corazón (y el ranking)? Esta es la última carta del costo hundido: el chantaje emocional. Nos hace temer el arrepentimiento futuro más que la insatisfacción presente.

Pero, ¿qué lecciones puedo extraer de esta experiencia para que tú no cometas el mismo error? En primer lugar, recuerda que la información cambia y tus decisiones deben cambiar con ella. Haber tomado una buena decisión al inicio (fichar a Haaland cuando era imparable) no significa que sea buena para siempre. En segundo lugar, aprende a identificar las señales de alerta: si un jugador premium no produce puntos a la altura de su coste y las oportunidades de mejorar tu equipo son claras, escucha esas alarmas. Y, en tercer lugar, trata de separar el orgullo y la esperanza infundada de la realidad objetiva. En el FPL, los puntos no entienden de romanticismo ni de tercas convicciones.

La gran lección psicológica es que el costo hundido nos hace creer que abandonar una estrategia fallida es admitir la derrota, cuando en realidad significa liberarnos de ella. Vender a un Haaland en horas bajas puede ser el primer paso para abrir espacio a jugadores más eficientes, más baratos y más en forma. Lo que aprendí en carne propia es que la flexibilidad y la adaptabilidad son cualidades mucho más valiosas que la terquedad y la lealtad a un plan que dejó de funcionar. Cuando entiendes esto, no solo mejora tu desempeño en el FPL, también en las decisiones cotidianas de tu vida.

"Lo único hundido debe ser el pasado, no tu capacidad para tomar las mejores decisiones hoy"

Esta temporada, Haaland destruyó mi ranking, mi tranquilidad y parte de mi credibilidad ante mis colegas de miniliga. Pero, paradójicamente, también me dejó una enseñanza inestimable: el costo hundido es una trampa mental que vale la pena detectar a tiempo. Hoy entiendo que tomar decisiones basadas en el presente y en las posibilidades reales, en lugar de en la inversión emocional del pasado, es la mejor manera de seguir avanzando, tanto en el FPL como fuera de él. Al final, lo único hundido debe ser el pasado, no tu capacidad para tomar las mejores decisiones hoy.


¿Has experimentado algo similar en tu temporada de FPL? ¿Qué jugador te ha costado soltar a pesar de las señales? Comparte tu experiencia en los comentarios.


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La forma de Amad (£5.2m) y de Enzo Fernandez (£5.1m) en las últimas jornadas ha volteado las miradas. Aunque mis colores me impulsan a ir por el de Chelsea, debo reconocer que me intriga más el prospecto de tener a Amad en mi equipo. ¿Tu cuál prefieres?
— Espantapájaros

English Version:

The Sunk Cost Trap: How Haaland Destroyed My Season (and the Psychological Lessons I Learned)

The Sunk Cost Trap: How Haaland Destroyed My Season (and the Psychological Lessons I Learned)At this point in the season, I look back and see a series of decisions that, in retrospect, have cost me dearly. The most painful and humiliating has been my stubbornness with Haaland. I started the year convinced that his role as "goal-scoring android" wasn't just a guarantee, but the cornerstone upon which I would build my entire FPL team. When Gameweek 1 arrived, I paid those 15 million without hesitation, expecting that investment would be synonymous with constant success. And, at first, it was. We saw hat-tricks, dominant performances, high xG, and points galore. But over time, the goals stopped coming, injuries in the City squad began to impact collective performance, and his production—that of my star striker—began to fade.

This is where the concept of sunk cost comes in, an idea taken from behavioral economics that explains our tendency to cling to past decisions, even when the results no longer justify maintaining them. Why didn't I sell Haaland in time, when it was evident that those 15 million could have been redistributed into a monstrous midfield, full of names like Salah, Saka, Palmer, or even Bruno Fernandes? Why did I keep waiting week after week for an explosion that never came? Because I had fallen in love with the initial idea, with the promise he embodied in my first lineups. I had invested so much (emotionally and materially) that it felt intolerable to admit the error and turn the page.

"Sunk cost makes us confuse past investment value with a guarantee of future success"

The data is there, stark and clear. In Gameweek 16, against Manchester United at home, he barely scored 2 points with a meager xG of 0.14. In Gameweek 12, against Tottenham, he failed to score despite a decent xG of 0.82; another measly couple of points. Those numbers were a constant slap in the face. But, instead of reacting, I kept justifying it with fantasies: "Surely next gameweek he'll score 3 goals," "it's Haaland, he can't stay this quiet," "when he regains form, he'll reward my patience many times over." This way of thinking is the sunk cost in action: my fear of "losing" what I had already invested was stronger than my ability to evaluate the current reality.

Top players sorted by xG in the last 6 GW

The paradox is that, rationally, it would have been enough to observe the statistics. After his initial performances, his decline was clear. City stopped flowing, Haaland stopped being decisive, and my points stopped coming. Meanwhile, other managers were selling the "android" in time, strengthening their squads with in-form midfielders and accumulating points that I could only dream of. My decision didn't just cost me positions in mini-leagues, it also undermined my morale. It was frustrating to feel trapped by a bad choice I didn't want to let go of, as if letting go meant admitting I had been wrong from the start.

The key to understanding sunk cost is that it's not limited to FPL. This mental trap appears in many areas of life: we stay subscribed to services we don't use, we cling to relationships that hurt us, we maintain losing investments out of fear of withdrawing, or we insist on a study plan that no longer excites us. In all these cases, the problem is the same: we confuse past invested value with a guarantee of future success. We don't want to "lose" what we've already put in (money, effort, time, pride), and that reluctance prevents us from seeing that, by persisting, we're actually losing more.

"Flexibility and adaptability are much more valuable qualities than stubbornness and loyalty to a plan that stopped working"

Returning to Haaland's case, the irony is that, as the season progresses, his calendar looks more favorable. Games against Everton, Leicester, West Ham, and Ipswich are coming up. City is an elite team and, naturally, the scoring probabilities are still there. His xG per 90 minutes, though diminished, maintains a certain respectability. This creates an extra dilemma: what if right when I dare to sell him, he explodes again with a hat-trick and breaks my heart (and ranking)? This is the sunk cost's final card: emotional blackmail. It makes us fear future regret more than present dissatisfaction.

But what lessons can I draw from this experience so that you don't make the same mistake? First, remember that information changes and your decisions should change with it. Having made a good decision at the start (signing Haaland when he was unstoppable) doesn't mean it's good forever. Second, learn to identify warning signs: if a premium player isn't producing points worthy of their cost and opportunities to improve your team are clear, listen to those alarms. And third, try to separate pride and unfounded hope from objective reality. In FPL, points don't understand romanticism or stubborn convictions.

The great psychological lesson is that sunk cost makes us believe that abandoning a failed strategy is admitting defeat, when in reality it means freeing ourselves from it. Selling an underperforming Haaland might be the first step to making room for more efficient, cheaper, and in-form players. What I learned firsthand is that flexibility and adaptability are much more valuable qualities than stubbornness and loyalty to a plan that stopped working. When you understand this, not only does your FPL performance improve, but also your everyday life decisions.

"The only thing that should be sunk is the past, not your ability to make the best decisions today"

This season, Haaland destroyed my ranking, my peace of mind, and part of my credibility with my mini-league colleagues. But, paradoxically, he also left me an invaluable lesson: sunk cost is a mental trap worth detecting early. Today I understand that making decisions based on the present and real possibilities, rather than on past emotional investment, is the best way to keep moving forward, both in FPL and beyond it. In the end, the only thing that should be sunk is the past, not your ability to make the best decisions today.

Have you experienced something similar in your FPL season? Which player has been hard to let go despite the signs? Share your experience in the comments.


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The form of Amad (£5.2m) and Enzo Fernandez (£5.1m) in recent matches has turned heads. Although my loyalty pushes me to go for the Chelsea player, I must admit that I’m more intrigued by the prospect of having Amad on my team. Which one do you prefer?
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